La meca del diseño
De sobra es conocido que en Barcelona se respira diseño por sus cuatro costados. Cosmopolita y comprometida, así es el retrato de Barcelona. Bajo un marco histórico contextualizado por la revolución causada a raíz de la transición política española y el auge del discurso nacionalista en Cataluña, el diseño proporcionó a Barcelona los fundamentos de su nueva narrativa urbana.
Esta narrativa está sustentada en una capital de provincia postindustrial y en decadencia, milagrosamente transformada en una sofisticada metrópolis europea, en la ciudad del diseño.
Desde hace cuarenta años hasta hoy, el diseño catalán ha logrado posicionarse alcanzando cotas de excelencia y de reconocimiento enormes. Además, este hecho ha influido de forma patente sobre las artes, hasta tal punto que las propuestas fronterizas entre disciplinas son, actualmente, el medio de comunicación más extendido entre los jóvenes (y no tan jóvenes) diseñadores. Aunque haya nombres especialmente marcados por su trayectoria profesional, lo cierto es que la experimentación y la multidisciplinariedad son dos valores al alza.
Estas últimas décadas han sido trascendentales para entender y comprender el grandioso crecimiento y consolidación del diseño en Cataluña. Con la industrialización del país, se afincó la firme tradición promocional en las artes aplicadas. Desde la llegada de la democracia, el diseño catalán se ha impuesto de manera internacional con señas de identidad muy definidas en todas sus vertientes. Este sector se ha exportado y valorado en todo el mundo con dos características básicas: la capacidad de innovación y el destacable nivel de producción final.
El diseño catalán en la actualidad
En Cataluña, el diseño está constantemente bajo los ojos de la innovación. En la innovación la novedad es lo que “se percibe como novedad”. Habitualmente este concepto va acompañado de terminología tecnológica, como si solo esta disciplina pudiera disfrutar de los avances o reinterpretaciones. Una novedad puede ser novedosa por un mercado o para una empresa sin necesidad de serlo para el mundo. Por tanto, no debemos ignorar en ningún momento el contexto de un proyecto de innovación.